Del Refugio Militar de Belagua ya solo quedan escombros desde que las obras financiadas por el Ministerio de Defensa derribaran el edificio, ya en estado ruinoso, que se mantenía en el Valle del Roncal.
Con estas obras se da cumplimiento a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), por la que el Ministerio debía devolver en su estado natural dicho suelo que la Junta del Valle del Roncal le cedió para la construcción de refugio-escuela militar.
Construido para usos militares en terreno cedido
El Refugio Militar General Garrido fue construido en el puerto navarro de Belagua para usos militares tras la obligada cesión del terreno por parte de la Junta del Roncal al Ministerio de Defensa en 1980. La resistencia de autoridades locales, autonómicas, clubs de montaña y ecologistas no pudo impedir que en 1981 se levantara un refugio militar-escuela de montaña en Belagua.
Se fijó entonces la condición de que una vez que el Ministerio ya no lo necesitara se devolvería a la Junta, que solicitó formalmente la reversión en 2008 después de ser declarado sin interés militar tres años antes.
Defensa lo denegó en 2010 y la Junta interpuso un recurso de alzada que fue desestimado, tras lo cual presentó un recurso contencioso-administrativo “para evitar que el mal estado de las edificaciones se convertirá en una carga o un problema”, que dio lugar a una sentencia en 2013 favorable al Roncal al que siguió el auto del TSJM.
En esta zona del puerto, llamaba la atención un edificio abandonado a la suerte de los grafitis y que dejaba una imagen que nada tenía que ver con la belleza de los montes de la zona.
Los vecinos del Valle recuerdan que, hace años, que se lleva “peleando” para que este terreno se devolviera a la Junta y el edificio desapareciera, por lo que, tanto ver que se ha logrado, como pasar por la carretera que va por al lado y no verlo, “impacta”.
Está previsto que para la primavera de 2025 las obras estén terminadas y el lugar quedé tal cual se cedió en 1980 al Ministerio de Defensa. Hasta entonces, las excavadoras formarán parte del paisaje y después llegará la necesaria reforestación de la pradera.
Alcaldes de Isaba, presidentes de Junta, roncaleses y roncalesas, ecologistas y amantes de la montaña que esperaron este momento, e incluso litigaron por su recuperación, hoy saben que es un hecho y que no quedará huella.
Posdata: Información y foto proveniente de Agencia EFE